Calambres musculares: qué son y qué hacer

Viernes, 29 de octubre de 2021

A todos nos ha dado alguna vez un calambre muscular mientras entrenamos, haciendo que nos impida seguir con nuestra rutina.


Muchos de nosotros no sabemos diferenciar un calambre muscular de cansancio muscular, ni tampoco sabemos muy bien qué hacer para recuperarnos rápidamente. Por ello, hemos pensado explicarte qué son, cómo identificarlos y qué hacer cuando tienes uno.


Qué es un calambre o espasmo muscular


Un calambre o espasmo muscular es una contracción del músculo afectado de forma involuntaria, dolorosa y sostenida, originado por varias causas como la fatiga, deshidratación, alteraciones nerviosas, vasculares, hidroelectrolíticas o metabólicas.


En el caso de los calambres que les suelen dar a los deportistas normalmente suceden por alteraciones hidroelectrolíticas, que al perder líquido por sudoración y no reponerlo con ingesta de agua se genera un fallo en la transmisión del impulso nervioso que hace que el músculo se relaje, sufriendo así el calambre muscular.


Cómo identificar un calambre muscular correctamente


Es importante diferenciar el calambre muscular, de las agujetas y de la contractura muscular. El espasmo muscular, tal como indica la palabra, es un dolor repentino y muy localizado, disminuyendo la capacidad de movilidad de la articulación y del músculo afectado.


Suele durar durante unos segundos, minutos y, en algunos casos muy excepcionales, incluso horas. También, es posible que, mientras dure el calambre muscular, notes un abultamiento debido a la inflamación en el tejido del músculo afectado.


Qué hacer frente a un calambre muscular


Cuando estás entrenando y notas esa sensación de tirantez y vibración del músculo significa que va a aparecer un calambre muscular. En ese momento lo ideal es que descanses y te hidrates hasta recuperarte del todo, pero hay muchas veces que no podemos prevenirlo.


En este caso lo que debemos hacer dejar de realizar el entrenamiento, estirar la zona afectada y darnos un masaje para hacer entrar en calor la zona afectada. De esta manera, eliminaremos la tensión acumulada y el dolor.


Una vez el dolor y la tensión hayan disminuido, podemos ir incorporándonos al entrenamiento de forma progresiva, para evitar que nos vuelva a dar otro calambre muscular.