Lorena Corengia, una vida remando

Lunes, 02 de noviembre de 2020

El remo es uno de los deportes más fructíferos que tiene Argentina olímpicamente hablando, ya que junto con el fútbol es el quinto deporte que más medallas nos ha otorgado. Una medalla de oro, una de plata y dos de bronce han obtenido deportistas argentinos en este deporte, y Juego a Juego son muchos más los atletas que compiten y representan de gran manera al país, entre los que se encuentra Lorena Corengia, quién participó de los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 y dedicó gran parte de su vida al remo.

WARMUP (WUP): ¿Cómo te iniciaste en el remo?
Lorena Corengia (LC) - Llegué al remo por casualidad. Un profesor de mi hermano quería arrancar a enseñar remo, más que nada para su hija, pero buscaba a más mujeres para que se anoten. Así es cómo mi hermano me acercó la propuesta. En ese momento yo era federada en voley, pero me hizo ruido el tema del agua, mi viejo siempre nos llevaba a Tigre y él había remado en su juventud, así que le dije que sí a mi hermano y me fui al club a remar, tenía 11 y ahí arrancó una carrera que duró más de 30 años (se retiró a los 32), por eso digo que para mí el remo fue una elección de vida más que un deporte.
WUP¿Y cuándo arrancó tu vínculo con el seleccionado argentino?
LC - Se acercaban los Panamericanos del ´95 en Mar del Plata y Juan Pedro Kremer, nuestro entrenador en el Nahuel Rowing Club, nos llevó a mí y a otros chicos a probarnos al Club de Regatas La Marina, en donde el entrenador era Alberto Demiddi, (campeón mundial, medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de México 1968 y medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Múnich 1972). De ese grupo quedamos dos chicos nada más. En noviembre me dijeron que si me interesaba participar en los Juegos tenía que evaluarme en un remoergómetro (máquina para realizar una simulación de la acción de remar). Hice una primera marca no muy buena, pero cómo me vieron nerviosa me dieron otra chance y en esa segunda prueba hice mejores marcas que chicas que ya formaban parte del equipo.
Lo siguiente era viajar a Mar del Plata para concentrar. La logística del micro ya estaba armada, entonces si yo quería viajar tenía que ir por mis propios medios. Llegué a casa, pregunté si me podían llevar y mi papá me dijo que si, armé el bolso y salimos. Fueron tres meses de concentración pura ya que de ahí salían los elegidos para representar. Fui suplente, pero para mi fue una experiencia superadora, un honor. Me ayudó a crecer como persona, como atleta y como compañera.
En esos Panamericanos me hice muy amiga de Julieta Ramírez, una remera del Club Náutico Zárate, que hasta el día de hoy es cómo una hermana y a los 20 días de que volvimos me llamó su entrenador y me ofreció irme a remar con ellos.
Me junté a hablar con Alberto Demiddi, le agradecí la oportunidad que me había dado y le conté de esta propuesta del Náutico Zárate, el me dió la libertad de elegir y me dijo que sentía mi ida, para mí fue un honor que me haya dicho eso.
Unos meses después de que me sumé al Náutico Zárate, Mario Espinoza, el entrenador, me propuso formar un bote con Julieta, lo que era un honor y un desafío a la vez, ya que yo me sentía extremadamente cómoda en mi bote individual y además Julieta venía de ganar medalla en el Panamericano. Tomé el desafío y cuándo nos subimos al bote fue como si hubiésemos remado toda la vida. A fin de año en unos Sudamericanos competimos por primera vez juntas y yo temblaba cómo nunca en mi vida, porque no quería hacerle pasar una mala situación a Julieta. La prueba en sí eran tres tiradas; ganamos la primera, ganamos la segunda y ni tuvimos que tirar en la tercera, nos reservamos para el día siguiente en dónde competían las mejores, y ahí también ganamos. Cuando nos bajamos del bote se nos acercó Ricardo Ibarra, el entrenador de la selección en esa época, y nos dijo que nos preparemos que nos íbamos a entrenar a México con la selección . Estuvimos casi 50 días allá preparándonos para los Preolímpicos de Atlanta 1996 que se iban a hacer en Río de Janeiro. En esos preolímpicos sólo clasificaba el primer bote de cada regata, y nosotras volvimos a ganar, y ganamos muy bien.

WUP ¿Cómo fue la experiencia de participar de un Juego Olímpico?
LC - Atlanta fue algo muy loco. Como dicen en el olimpismo: “Una vez que sos olímpico, sos olímpico para toda la vida”, y eso es algo increíble. Es una sensación que cualquiera que haga un deporte medianamente de manera profesional o dedicado es al sueño al que todo atleta desea llegar. Más allá de la competencia en sí, nosotras fuimos las primeras mujeres argentinas en clasificar para un Juego Olímpico en remo, lo que lo hace aún más impresionante.
Después de Atlanta seguí compitiendo en Panamericanos y otras regatas mundiales, y justamente después de los Panamericanos de Winnipeg 1999 me hizo una propuesta muy seria el Vasco da Gama de Río de Janeiro. Ellos estaban muy conformes conmigo y mi rendimiento, y para mí era una oferta muy importante por lo que acepté, viajé y viví 6 años en Río de Janeiro.

WUP Dentro de esos 6 años fueron los Juegos Olímpicos de Sydney 2000. ¿Competiste para clasificar?
LC - Viaje a Argentina a entrenar unos meses antes de que se haga una selectiva. Pero me ví en retrospectiva y me dí cuenta que ya no tenía el hambre que tenían mis compañeros. Ese hambre ya lo había tenido hace 10 años atrás y no estaba para dedicarme a tan alto nivel.

WUP ¿Cómo fue la transición entre dejar el remo y pasar a entrenar/dirigir?
LC - Yo en 2005 dejé de remar, pero en el Vasco ya venía teniendo a cargo a las “estreantes” (novatas) que empezaban a remar, así que mis últimos dos años fue en simultáneo mi carrera como atleta y como entrenadora. En 2007 me uní a la Asociación Argentina de Remo y ahí estuve nueve años. Primero empecé cómo vocal de mi club, después fui parte del Consejo Directivo, hasta que llegué a ser Presidenta Sustituta.


El remo en Argentina

WUP Repasando tu carrera mencionaste mucho Tigre y Zárate como lugares en dónde remaste, pero no otros lugares. ¿Qué tan federal es el remo?
LC - En esos nueve años en la Asociación Argentina de Remo justamente trabajamos y armamos un proyecto para descentralizar el deporte y ampliarlo. El país tiene las condiciones y un potencial increíble para los deportes de agua, ya que hay espejos de agua en donde uno mire, pero el mayor problema con respecto al remo es que es un deporte caro. Más allá del agua uno necesita un club que respalde, más el bote y las palas, que son productos caros y difíciles de transportar. Y después de casi 11 años trabajando desde adentro de la Asociación buscando potenciar este proyecto nos agotamos. Nos agotó el sistema, la burocracia, el avanzar tres casilleros y retroceder cuatro, el votar por amiguismo, el boicotear por boicotear, fue triste, pero fue un aprendizaje también, muy grande.

WUP ¿Y cuáles eran los objetivos concretos de este proyecto?
LC - En primer lugar apuntábamos a generar una escuela de entrenadores que tenga diferentes niveles: entrenador base, entrenador promedio y entrenador de élite, arrancaba todo desde ahí. A estos entrenadores los debían proponer las escuelas deportivas municipales en donde haya un espejo de agua, y esa escuela se encargaría de que ese profesor viajara a Buenos Aires y haga el curso inicial y de comprar uno o dos botes. De esta manera se generarían pequeñas escuelas deportivas a nivel municipal, y el remo llegaría a muchísimos más lugares.
Yo me gané muchos enemigos siendo presidenta sustituta cuándo en una reunión dije: “Tenemos que dejar de mirar a Tigre como el ombligo del remo”. Más allá del costo económico creo que con un buen proyecto y trabajando adecuadamente se puede llevar al remo al resto del país, y tampoco hay que inventar nada, mirando cómo lo hicieron otros deportes, como el canotaje, uno ya tiene cierta idea, un camino que seguir, es cuestión de tener ganas, pero ahí encontramos la traba.

WUP ¿En qué condiciones están las pistas en Argentina?
LC - Esa es otra cuestión. Tanto la pista nacional de remo como muchas otras de la Provincia de Buenos Aires están hechas un barro, sin profundidad y totalmente contaminadas. Hay mejores pistas en otras partes del país, pero hay una especie de capricho que hace que toda competición a realizarse en Argentina se haga en Tigre, un juego político bastante feo.

WUP ¿Y cuáles son tus planes a futuro? ¿Tenés pensado volver a la federación?
LC - Ahora estoy muy abocada a mi familia. Con mi marido siempre estamos tratando de colaborar y estamos cerca del remo, pero hoy no volvería a la federación, porque para hacer un buen trabajo hay que dedicarle mucho tiempo y no sé si hoy lo tendría. Quizás más adelante, con mis hijos más grandes, hoy no, pero no cierro ese capítulo.