Naturaleza: escenario deportivo

Lunes, 05 de octubre de 2020

Nuestra sociedad actual, a medida que va asimilando el vertiginoso ritmo que se le impone, se encuentra cada vez más deseosa de conectar consigo misma, con su historia, con sus necesidades elementales, y es allí donde vislumbra en la naturaleza el lugar ideal para desconectar con su quehacer cotidiano.


Es notoria la proliferación y el crecimiento de la práctica de deportes en el ámbito de la naturaleza en los últimos años, a lo largo y ancho de todo el planeta.

El concepto de aventura se ha ligado definitivamente al deporte y a la actividad física y esto crea un nuevo espacio de disfrute y realización personal.

Nuevas tendencias del esparcimiento y el goce del ocio, son asociadas directamente con ambientes menos domesticados y opresivos.

Nuevos desafíos y nuevas prácticas se localizan en el campo deportivo más grande de nuestro globo terráqueo, la naturaleza. Y esta tendencia ha llegado para no marchar, al menos en el mediano plazo.

A estos desafíos deportivos también los atraviesa otra gran preocupación de los habitantes del planeta, el cuidado y la preservación del medio ambiente. Esto posiciona a las actividades físicas y los deportes en la naturaleza en un lugar de privilegio a la hora de elección de deportes alternativos.

Vale decir, que los practicantes de deportes y actividades físicas en la naturaleza, son los primeros interesados en proteger el lugar en el realizan sus prácticas.

Ahora bien, los inicios del deporte y las primeras actividades físicas, en muchísimos casos se desarrollan en la escuela. Los niños toman contacto con los deportes en su formación, entonces ¿no deberíamos iniciarlos en actividades físicas en contacto estrecho con la naturaleza a partir de su etapa escolar? ¿Y aprender a cuidar el ambiente a partir de las prácticas deportivas en el medio natural?

Las posibilidades que brinda la naturaleza si bien son incalculables, podríamos agruparlas básicamente en tres grandes categorías: terrestres, acuáticas y aéreas, además de algunas combinaciones entre ellos (Ej. Kitesurf). De aquí se desprende, que un buen proceso formativo, debería abarcar actividades de base para el aprovechamiento de estos tres grupos de actividades. Si bien es difícil (sobre todo los aéreos), no es imposible que a lo largo de la escolaridad los niños puedan ir desarrollando principios para la práctica activa de deportes en la naturaleza en el futuro.

Estas actividades por sus características específicas no pueden ser desarrolladas en el ámbito escolar excepto aquellas instituciones que cuenten con un lago , un muro de escalada, un pequeño bosque y otras zonas, dentro de sus instalaciones. En Latinoamérica no tenemos en demasía este tipo de instituciones, por lo tanto, se deben organizar actividades especiales en las cuales trasladar a los niños de las escuelas hacia distintos territorios en los que se puedan realizar este tipo de prácticas. A su vez, estos lugares muchas veces no tienen una infraestructura adecuada para recibir a niños y jóvenes para que puedan permanecer varios días en el sitio y disfrutar de las posibilidades deportivas que éste puede brindar. En esos casos, se deberá prever entonces, también el montaje de un campamento y utilizarlo como base de operaciones, en el mismo sentido que lo hacen en deportes en lugares extremos. (Ej. Campamento Base en una montaña).

Por supuesto que montar este tipo de actividades supone también el aprendizaje de técnicas básicas de acampada que servirán de inicio, a la vez, para la practica deportiva.

¿Cuánto podría ayudar a un parapentista, a un timonel de yate o a un montañista, tener suficientes conocimientos de orientación para poder realizar una práctica más segura de su deporte? Ya no hablemos de un corredor de carrera de aventuras o de Orienteering, deportes en los cuales la orientación en el terreno son el recurso primordial para el desarrollo del deporte.

En los campamentos escolares, la práctica de orientación es una técnica bastante difundida y logra iniciar a los niños en este apasionante recurso. También lo es el montaje de las carpas, aprender a realizar fuegos, la utilización de calentadores, aprender nudos básicos, técnicas de caminatas en senderos y en terrenos con alguna dificultad, la realización de pequeños ascensos en sierras y montañas, la construcción de balsas y botes para jugar en ríos y lagos, cursos de arquería, primeros auxilios y tantas otras actividades que podrán servir perfectamente de plataforma para futuras prácticas deportivas en la naturaleza.

Estas actividades escolares también profundizarán sobre importantísimos temas relacionados con el cuidado y la preservación del medio ambiente. Podríamos decir que los niños aprenden a realizar actividades físicas en la naturaleza al mismo tiempo que aprenden a cuidar su “campo deportivo”.

Un programa formativo de actividades escolares en la naturaleza, debidamente sistematizado, sin lugar a duda, colaborará con los futuros deportistas, y también para aquellos que decidan desarrollar su esparcimiento en el ámbito natural con una pequeña dosis de actividad física, como una simple caminata por un bosque.

Por último, debemos ser conscientes de que, para alcanzar este tipo de programas, debemos tener formadores capacitados para iniciar a los niños en esta hermosa aventura que es la practica deportiva.

Solo hay que proponérselo. El disfrute está asegurado.


Carlos González, Director de Horizonte Programas Recreativos.


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